sábado, 14 de noviembre de 2009

caracteristicas del español en america


Introducción
Hablar del español americano, es evocar hechos históricos de la constitución y evolución de una modalidad colonial surgida a partir del trasplante del español peninsular al continente americano. Trasplante que se inicio en las Antillas y continúo su desarrollo a lo largo de toda la conquista y colonización de estas tierras americanas por los españoles, en los años 1492 hasta 1532 aproximadamente.
Sin embargo no es nuestra intención ahondar más en hechos históricos, pero si en los rasgos que distinguen e identifican al español en todos los países americanos de habla hispana del español peninsular. Algunos de los cuales son propios de ciertas regiones o países, mientras que en otros son compartidos por varios de los mismos. Además de cómo influye en la comunicación de los hablantes produciendo en algunos casos malestar, confusión, mala interpretación; en especial cuando se trata de hablantes de países diferentes.
El siguiente trabajo de investigación está estructurado en tres capítulos, en el cual se abordará los principales rasgos del español americano teniendo como referencia el estudio realizado por Gonzales (2003:212). En el primer capítulo analizaremos fenómenos como vocalismo y consonantismo, en el segundo capítulo nos avocaremos al análisis de fenómenos como el voseo en sus diversas matizaciones y las distintas características en cuanto a pronombres, morfosintaxis del verbo y adverbio, entre otros. Y finalmente detallaremos los multiples rasgos léxicos del español a la realidad americana, léxicos marineros, arcaísmos, regionalismos y los diversos elementos indígenas.
En cuanto a los objetivos. Para cada capítulo son los siguientes respectivamente:
ü Conocer los diversos fenómenos fonéticos y como su inestabilidad de timbre en vocales e inexistencia o ausencia de ciertas consonantes dificulta la comunicación entre los hablantes.
ü Reconocer que el voseo, es con toda seguridad una de las características más relevantes del español americano en el orden morfosintáctico, sin descartar otras existentes dentro del ámbito morfosintáctico.
ü Describir los diversos elementos léxicos, tanto los que se han adaptado a la realidad americana como los que son oriundos de esta parte del continente, como los indigenismos.
1. Rasgos fonéticos
1.1 Vocalismo.
Este fenómeno es muy común en hablantes con poca instrucción, al igual que en España donde se aprecia inestabilidad de timbre en las vocales atonas: melitar – militar, vistido – vestido, sospirar – suspirar, en tales casos la indiferencia ante el timbre de la vocal atona se restringe por vocales de la misma, alternándose entre las anteriores o palatales “e-i”, y las posteriores o velares “o-u”.
Otra de las tendencias es sustituir los hiatos vocálicos por diptongo: teatro por teatro, maistro por maestro entre otras. Este fenómeno afecta a las derivaciones verbales en “ear” asumiéndose como “iar”, produciéndose ultra correcciones del tipo desprecear, malicear en vez de despreciar y maliciar.
En algunos casos suele apreciarse una monoptongación de diptongos como: pos en vez de pues. Por otro lado, un fenómeno muy peculiar del altiplano mexicano es un debilitamiento tan importante de las vocales atonas las cuales llegan incluso a desaparecer totalmente. Sobre todo cuando la vocal átona va seguida de S. Así tenemos: ntons´s´por entonces, vam´s en vez de vamos, gras´s por gracias. Es importante precisar que este fenómeno no distingue clase social, tal es así que puede aparecer en cualquier nivel sociocultural, de modo que su aparición puede darse en cualquier nivel.
1.2 Consonantismo.
Los principales fenómenos que aquí destacan son:
1.2.1 El seseo:
Rasgo general del español americano, que se comparte con el español de Andalucía y Canarias (España). Fue un rasgo traído tempranamente a América y de generalización relativamente rápida en todo el territorio. El seseo es un fenómeno muy común en todas las hablas hispanoamericanas, el cual consiste en ignorar la existencia del fonema /q/ reemplazándolo por la /S/. Ante lo cual grafías como “Z”, “C” ante vocales se pronuncian como las grafías con ”S”. Este particular fenómeno produce una homonimia que dificulta la comunicación, en especial con el español peninsular, el cual distingue muy bien la pronunciación como siervo / ciervo,: coser / cocer; casar / cazar.
Vale la pena precisar que cuando la “S” se encuentra en posición posnuclear, se aspira (/h/) pudiendo llegar a perderse: casa (h), e (h) to “casas”, “esto”. De acuerdo a la geografía, estos fenómenos suelen darse en las llamadas tierras bajas o costeras (de consonantismo débil), principalmente de hablas antillanas (Cuba, Puerto Rico, República Dominicana), Panamá, costa de Venezuela, costa atlántica de Colombia y otros lugares costeros de Sudamérica; pero tanto la aspiración de “S” implosiva y final como su elisión total indican en algunas ocasiones diferencias de carácter social.
1.2.2 Lleísmo, Yeísmo, Ž eismo:
A la existencia del fonema palatal sonoro /λ/ dentro del sistema Consonántico de un hablante, se le define como lleísmo. Aunque dicho fonema es escaso en el mundo hispánico, incluso en la misma España ha desaparecido. De modo muy particular, en medios urbanos, zonas donde hasta entonces, era de presencia general entre los hablantes, que distinguían pollo / poyo, valla / vaya, halla / haya, por la consonante palatal sonora lateral / central de los respectivos signos. En América esta distinción mencionada parte de Colombia y también algunas zonas del Perú, Ecuador y Bolivia, Paraguay y el norte de Argentina junto con Chile.
Todo lo contrario ocurre con el Yeísmo ([1]), donde la ausencia del fonema palatal lateral y la presencia en su lugar de /Y/ que da lugar a no distinguir pollo y poyo, convirtiéndola en una pronunciación única poyo, o bien en otras menos tensas, del tipo poio. Lo que la convierte en la situación más general en el español americano.

En el Ž eismo, que algunos llaman yeísmo rehilado, la presencia de un fonema prepalatal fricativo sonoro /Ž/ sirve para la igualación fonética de lo que gráficamente es “ll”, “y”: así, tanto pollo como poyo se realizan fonéticamente como [póžo]. Los países ž eístas son Argentina y Uruguay. Pues bien, en estos países, y dependiendo de factores lingüísticos, este fonema /Ž/ aparece ensordecido en /Š/; esta igualación de pollo y poyo en [pošo] aparece generalmente entre los jóvenes en Buenos Aires, y lo propio con las mujeres en Montevideo.
1.2.3 Aspiración y caída de /-s/:
Fenómeno bastante extendido en América hispánica. Se mantiene una /-s/ tensa y en algunos casos silbante como en el norte y la meseta de México, las tierras altas de América Central, Colombia, Ecuador y Bolivia, en gran parte el Perú, en la provincia de Santiago de Estero y en otros puntos del noroeste argentino. En el resto de América hispánica se manifiesta la aspiración y/o pérdida de /-S/, siendo más notoria su presencia en la región del Caribe.
1.2.4 Pronunciación de la /r/ en posición con posnuclear:
De forma regional en el español americano se dan las siguientes posibilidades de pronunciación de la /r/ en posición con posnuclear:
Ø Pronunciación l, frecuente en hablas antillanas, con distinto grado de aceptación social: Puelto Lico.
Ø Semivocalización i: taide “tarde”.
Ø Desaparición sobre todo en el final de una palabra: come ®; cuando es implosiva interior, puede producir geminación consonántica, como sucede en Cuba: canne “carne”
1.2.5 Diversas realizaciones de /x/:
El fonema /x/ que corresponde a las grafías ge, gi o j muestra diferentes realizaciones en el Español americano, una amplia parte del territorio presenta una realización aspirada [h], los cuales que se encuentra en nuevo México, sur de california, costa occidental, sur y norte de México. También en la península de Yucatán, América central e Insular. Además en países sudamericanos como Colombia, Venezuela, la región costera del Ecuador y la costa norte del Perú.
Sin embargo en Chile, la realización de /x/ es de tipo velar con alófonos prevelares ante vocal anterior [xénte] gente, [axí] ají, medio velares ante vocal central, [xabón] jabón; y posvelares ante vocal posterior [xosé] José, [xugar] jugar.
2. Rasgos morfosintácticos
2.1 El voseo:
Sin lugar a dudas es la característica más sobresaliente del español sudamericano según el orden morfosintáctico.
Hablar de voseo ([2]), es hacer alusión al uso del pronombre vos, el cual ya no existe en el español peninsular actual. Su uso alude al pronombre de segunda persona en forma singular evocando confianza, lo que equivale a un tú (tuteo). Cuando no se da esta relación entre hablante e interlocutor, evoca respeto utilizándose usted.
Sin embargo existen algunas matizaciones que son necesarias precisar:

a) El pronombre Plural vosotros, muy común en España, más no tiene presencia en América, ya que ha desaparecido. Esto quiere decir que tanto las zonas americanas que usan vos como tú, utilizan como plural de confianza ustedes; lo que vendría ser el plural de usted. De esta forma las nociones de confianza y respeto quedarían organizadas de la siguiente manera:

Singular confianza
Plural confianza
Tu (tuteo)
Vos (voseo)
Ustedes
Ustedes
Singular respeto
Plural respeto
Usted
respeto

b) El uso de vos no implica la forma complementaria os; ya que también ha desaparecido en todo América, de modo que el complemento correspondiente a vos es te, cuando es átono, y preposición + vos cuando es tónico, de acuerdo a lo siguiente:

Tuteo: Tú vienes; Tú te marchas; Es para ti; Voy contigo.
Voseo: Vos venís; Vos te marchás; Es para vos; Voy con vos.

c) El posesivo correspondiente a vos es tu (yo): vos querés a tu mamá, esto confirma la desaparición en América de la forma vuestro (a, os, as), desaparición que ha ocasionado un reajuste de los sistemas de los posesivos: en concreto, nuestro se sustituye por la perífrasis de nosotros; y su (yo), excesivamente cargados de funciones en español, el cual tiende a evitar su falta de claridad referencial de uso de perífrasis del tipo de él, de ella, de ellos, de usted, de ustedes. Un claro ejemplo es el siguiente: la casa de ellos, la casa de nosotros (y no su casa, nuestra casa).
Para situarnos en el origen del fenómeno gramatical hay que remontarnos hasta los inicios del siglo XVI en España. Tiempo en el cual convivían como pronombres de interlocutor los siguientes: tú el cual servía para dirigirse a íntimos e inferiores; vos que aludía cortesía y vuestra merced que indicaba respeto. Sin embargo a lo largo de este siglo tú se dignifico y vos se desprestigio.
Según una apreciación de Lapesa (citado en Gonzales, 2003), precisa que la repartición geografía del voseo parece responder a hechos responsables bien marcados: por ejemplo vos fue desechado en regiones como México y Perú, también en Cuba y Puerto Rico, el vos desapareció. Sin embargo en zonas como América central los llanos de Colombia y Venezuela, la cierra Ecuatorial y chile y parte de Rio de la plata, territorios que no tuvieron presencia virreinal durante años siglos XVII y XVIII, el vos perduró con diversa intensidad.
Con referencia al momento actual Rojas (citado en Gonzales, 2003): afirma que en la actualidad son diversas las posibilidades de realización del voseo, debido a las distintas regiones en las que se manifiesta. De tal manera se puede afirmar que países como Uruguay Paraguay, América central (el estado Mexicano de Chiapas Guatemala, el salvador, Honduras, Nicaragua, Costa rica, Panamá), Colombia, Chile, norte y sur del Perú, sur de Bolivia presentan alternancia de voseo y tuteo. Todo lo contrario en el caso de las Antillas México (chapas y Tabasco), Perú (con exclusión de algunas poblaciones del norte y sur) Bolivia (parte sur) son tuteantes, al margen de las consideraciones geográficas es preciso situar el fenómeno del voseo ([3]) en la América actual desde otro punto de vista: por ejemplo en argentina vos se da en todos los estratos socio culturales, por tanto no existe tú. Hay zonas Venezolanas en la que vos es tratamiento superior a inferior, e incluso de despectivo, contradictorio frente al igualitario tú; en otras tú y vos coexisten estableciendo diferencias diastáticas, de orden socio cultural; mientras que en otros ámbitos el uso de vos llega a tener restricción difásica al lenguaje familiar.
Se suele hablar estableciendo distinciones para los diferentes tipos de voseo; así se tiene:
¨ Voseo pronominal y verbal: cuando al uso de vos se añaden a las desinencias verbales que les correspondían en origen, es decir, las de segunda persona de plural: vos amás, vos temés, vos partís.
¨ Voseo promocional: aparece vos, pero las desinencias verbales son las de segunda persona del singular) es decir, son las del tuteo): vos amas, vos temes, vos partes.
¨ Voseo verbal: el voseo aparece en las dimensiones verbales, de segunda del plural, pero en el pronombre es tú: tú amás, tú temés, tú partís.

De todos modos, hay que tener en cuenta que el voseo, tal y como se observa hoy, supone una mezcla o interferencia de los paradigmas de segunda persona del singular y segunda del plural. Y, y esto, tanto en lo que se refiere los pronombres propiamente dicho como las formas verbales que los acompañan. Prueba de ello es que te sea la forma átona de vos, y tu (yo) su posesivo. Por otro lado, en el uso general argentino se observa amás, temés, partís, en el presente de indicativo, es un forma de segunda persona plural, lo mismo que amá, temé, partí del imperativo; en cambio, el presente del subjuntivo voseante es ames, temas, partas (y quieras, muevas), formas, a todas luces, de la segunda persona del singular.
Cabe precisar, que en otros ámbitos la forma de segunda persona del plural en el presente de indicativo la primera y segunda conjugación es la diptongada, con o sin -s final, esto es: vos pensái(s), vos teneí(s): y que también existe, en otras zonas, la igualación desinencia al entre la segunda y la tercera conjugación, esto es: vos tenís, vos partís.
2.2 Algunos usos relativos al tratamiento:
Fíjese en lo que argumenta Montes Giraldo, (citado en Gonzales, 2003), a propósito de los usos de tratamiento para la segunda persona, “las mezclas como otros paradigmas pronominal es como usted tienes, etc….” las demás formas de tratamiento también frecuentes son: señor, -a, señorita, don, doña, su merced, su persona etc., con clara explicitación de sus valores sociales y estilísticos.
Asimismo son muy comunes: Don que según Santamaría (citado en Gonzales, 2003) es el “título de cortesía y consideración que entre gente rústica se usa para dotar a personas cuyo nombre se ignora”; y Ño que es el “tratamiento vulgar que se acomoda la persona de menor categoría que el señor y la señora. También ñor / ñora son tratamientos que denotan dignidad superior a ño, ña”.
2.3 Características relativas en pronombres personales y posesivos: Con respecto a esto conviene señalar lo siguiente:
Ø Toda la América hispanohablante ha usado tradicionalmente las formas átonas del pronombre de tercera persona conforme a su origen etimológico: (a él) lo veo, (a ella) la veo, (esto) lo entiendo; esta corrección es patente, hoy en los textos literarios, por oposición a las desviaciones que este sistema presenta en el español peninsular. Sin embargo, hoy en día se han registrado casos incorrectos de leísmo (particularmente: a él le veo), laísmo (a ella la escribo) y loísmo (muy escaso: al chico lo compraron un traje) en varios países.
Ø Aparición explícita del pronombre sujeto y el orden ¿qué tú quieres?, ¿cómo ustedes están? Esto es, la interposición del pronombre sujeto entre el interrogativo y el verbo, estos caracteres son propios de la zona antillana, venezolana y de Panamá.
Ø El pronombre que es objeto de un infinitivo se adelanta también en América, en construcciones del tipo: al tu presentarte, para yo salir, sin nosotros saberlo (que en el español peninsular es: al presentarte tuvo, para salir yo, sin saberlo nosotros).
Ø Es frecuente el posesivo antepuesto en vocativos, el tipo mi hijo (m´hijo, mijo), mi mamita, mi tía.
2.4 Morfosintaxis del verbo:
Algunas características sobresalientes son los siguientes:
Ø preferencia de uso del futuro analítico (voy a hacer, he de hacer) sobre el sintético (haré).
Ø Preferencia de uso del perfecto simple (salió) sobre compuesto (ha salido): Es muy común escuchar: “ hace un momento salió”
Ø Preferencia de las formas en –ra del imperfecto y pluscuamperfecto de subjuntivo (amara, hubiera amado), frente a los equivalentes en –se (amase, hubiese amado).
Ø En países como Puerto Rico, Santo Domingo, Venezuela y el norte de Colombia son lugares donde se conserva el futuro del subjuntivo: amare, viniere frente a la pérdida prácticamente consumada en la península (aunque no en Canarias).
Ø Tendencia al uso reflexivo verbal: enfermarse, tardarse, demorarse, recordarse.
Ø Tendencia al uso concordado de haber, hacer (en España, siempre en uso impersonal, en tercera persona del singular): habían seis casas, hacían seis días (España: había seis casas, hacia seis días).
Ø Las formas verbales simples se sustituyen a veces por perífrasis con gerundio: está entrando por entra, va a estar examinándose por se examinara.

2.5 Morfosintaxis del adverbio:
He aquí algunos casos sobresalientes:

Ø Frecuentes adverbializaciones del adjetivo: vive feliz, canta lindo.
Ø Acá, allá se prefieren, en general, a aquí, allí
Ø Se da también a la mejor (En España a lo mejor)
Ø Recién (ahora mismo, entonces mismo) se añade a otros tiempos verbales además del participio de uso peninsular: recién salió (En España, exclusivamente recién nacido, recién hecho, etc.)
Ø No mas conoce, además del valor restrictivo de uso peninsular (tres, no mas), un uso meramente enfático: ahí nomás, así nomás.
Ø El adverbio medio adquiere usos adjetivos y, por tanto, selección de género y número, en expresiones del tipo: estábamos medios despistados, estaban medias dormidas.
Ø Siempre conoce además de los uso del español peninsular, el que finalmente: ¿siempre viajaron ayer? O, simplemente, el de refuerzo: ¿siempre sí?
Ø Son características las construcciones de atenuación con como (que): tú, como que te ibas. A veces, como (que) indica probabilidad: el muchacho, como que quería hablar.
Ø Es característico en toda América el orden más nada, más nadie, mas nunca, frente a nada más, nadie más, nunca más, de España.

2.6 Preposición hasta:
Esta preposición suele expresar, en México y en el norte del Perú, tanto inicio como término: abre hasta las ocho puede querer decir “abre a las ocho” y “cierra las ocho”

2.7 Variación relacionada con la clasificación genérica los sustantivos: En el español americano existen numerosos casos de variación morfológica, ya sea en la clasificación genérica de los nombres, por presión de su forma, o en su forma por presión de su clasificación genérica.
Un primer ejemplo lo constituye la perduración de vacilaciones genéricas que ha sido desplazada del español estándar, tal es el caso de el calor por la calor, cuyo uso como femenino se mantiene en gran parte de América. También perduran en distintas regiones, en el habla popular la mar, el costumbre, el mugre, etc.
Aunque muchos niveles socioculturales elevados se vacila entre el uso de: el caparazón y la caparazón, el armazón y la armazón, el ente y la lente, el sartén y la sartén.
En el caso de denominaciones de elementos técnicos modernos hay varias que presentan vacilación genérica determinados países o regiones. Es así que en Argentina por ejemplo, vacilan el dínamo y la dínamo, mientras que el radio [receptor] es predominantemente masculino en Chile y exclusivamente femenina argentina la radio.
Otra muestra de ello son el surgimiento en ciertas actividades profesionales femeninas que las desempeñan, lo que hace vacilar entre lo sustantivo con terminaciones en o y e: la abogado, la funcionario, la regente y la creación del derivado femenino en a: la abogada, la funcionaria, la regenta. Otros casos aparte de los ya señalados, son los siguientes: la médico frente a la médico, la ingeniero frente a la ingeniera, la jefe frente a la jefa.
En el habla popular colombiana se han registrado los usos de comensala, femenino de comensal, y sastra femenino de sastre. A la inversa, existen también el habla popular de Colombia caso de formación nominal analógica de masculinos terminados o. Tales como: criatura/criaturo “niño”, pareja/parejo “compañero de baile”, nuera/nuero “yerno”. Para el hombre que se dedica a la costura, alterna en gran parte de América el término: el modista frente a el modisto.
Asimismo se compra a cambio de género en relación con español peninsular en algunos sustantivo postverlares, al preferirse la derivación en o: el llamado, el vuelto (frente a la llamada, la vuelta)
2.8 La sufijación apreciativa: diminutivo y aumentativo: El diminutivo general es (c)ito, que por cierto, se usa con profusión superior a la de España. Pero no sólo se usa más, sino que se fusiona con clases de palabras con las que no lo hace en español peninsular: aquícito, acacito,dondecito,alguito, apenitas, simprecito, reciencito, yaita (sobre aquí, ahí, acá detrás, donde, algo, apenas, siempre, recién, ya). Por otra parte, puede reubicarse para obtener una expresividad perdida por el excesivo uso: ahoritita o ahorititita o todititito.
En algunos países como Cuba Costa Rica Venezuela y Colombia el diminutivo es ico, probablemente por disimilación, en palabras cuya última sílaba empieza por t: gatico, platica, pero, en los mismos hablantes, mesita, hermanito.
El aumentativo frecuente es azo que adquiere funcionalmente el valor superlativo: enfermazo “muy enfermo”, amigazo “muy amigo”.
2.9 Otros fenómenos morfosintácticos:
Hay que mencionar los siguientes:
Ø En cuanto al número, las zonas que pierde S final recurren, para mostrar el plural, a las mismas indicaciones que las hablas del sur de España (aspiración, abertura de la vocal final, mayor aparición de pronombres sujetos). Propio de América y, en particular de la República Dominicana, es un vulgarismo que consiste en lo siguiente: sin duda contagiados por los plurales del tipo cru/cruse (cruz, cruces), lapi/lapise (lápiz, lapices), se han creado plurales en -se, del tipo muchachase “muchachas”, casase “casas”, gallinase “gallinas”.
Ø En menciones distributivas el español peninsular prefiere el uso del singular mientras que el español de América prefiere el plural: todos levantaron las cabezas y se quitaron los sombreros (en España: todos levantaron la cabeza y se quitaron el sombrero).
Ø En algunas expresiones de tipo que en España prefieren el singular, en América optamos por el plural: ¿qué horas son? Y viceversa, se usa como saludo Buendía (En España buenos días) en numerosas regiones.

3. Rasgos léxicos
3.1 Introducción:
El léxico ([4]) del español americano permite la adopción de puntos de vista diversos para su estudio, dada la heterogeneidad de sus elementos constitutivos. Así Lapesa (citado en Gonzales, 2003) señala como elementos que componen el vocabulario del español de América los siguientes:

Ø Los indigenismos, voces de procedencia amerindia incorporada al español, ya sean de uso general en América y España, ya sólo en América, o peculiaridades de una zona, país o pueblo americano.
Ø Los vocablos o afecciones de origen español afincados y vivos en América o en parte de ella, mientras que en España han caído en desuso o son de empleo restringido, culto algunos casos, vulgar o rústico en otros. Son los llamados arcaísmos, término adecuado desde el punto de vista burgales, madrileño, toledano o andaluz, pero no para los hispanohablantes americanos.
Ø Los neologismos léxicos americanos: unos han pasado a España y otros no.
Ø Los extranjerismos introducidos en español de América y no en el de España.
Ø Los elementos generales que pasan el lenguaje del hampa al popular y aún al de otros niveles.
Sin embargo, Buesa y Enguita (citados en Gonzales, 2003) distinguen: por una parte el léxico indígena; por otra, el léxico patrimonial español, dentro del cual hace referencia precisa a varios realismos, regionalismos peninsulares y canarios y a lo que llaman preferencias léxicas, que se refieren a arcaísmos, variantes léxicas, etc.; finalmente, considera algunas innovaciones léxicas que hace referencia a cambios semánticos, formación de palabras, etc.
Vaquero (citado en Gonzales, 2003) por su parte, distingue tres componentes principales en la constitución léxico hispanoamericano, a saber:
Ø El léxico patrimonial español.
Ø El elemento autóctono, tomado de las lenguas indígenas hispanoamericanas.
Ø El elemento africano “presente determinadas zonas, desde la llegada de los esclavos frascos del Caribe”.

Como puede apreciarse, son diversos los elementos que entran en composición los cuales además pueden someterse diversas consideraciones.
A continuación consideraremos los aspectos principales de los diversos elementos que constituyen el léxico hispanoamericano.

3.2 El elemento español
3.2.1 Adaptación del léxico español a la realidad americana.
Según afirma Carmen Saralegui (citado en Gonzales, 2003). No cabe la menor duda de la fuerte impresión que la realidad americana produjo en los españoles al momento de la conquista y colonización, ya que hasta ese momento todos los ejemplares escritos no tenían nombre en español.
Razón por la cual en un primer momento, los conquistadores nombraron con palabras patrimoniales los seres u objetos de la nueva realidad que ante sus ojos se presentaba. Haciendo, de esta manera polisémicos según algunos significantes que adoptaban, precisamente, por proximidad o parecido entre los diferentes, por ejemplo se llamó piña al fruto tropical por su parecido en cuanto a la forma con el fruto del pino, del mismo modo y por idénticas razones, los españoles llamaron lagarto al caimán, león al puma, tigre al jaguar, y oveja a la llama. Aunque en algunos casos, ciertas palabras compuestas sirvieron para distinguir al ser americano del europeo, por ejemplo cuando se nombró “gallo de pavada” al “pavo”.

Sin embargo y con el tiempo, algunos de estos términos patrimoniales desaparecieron o pasaron al desuso. Cuando los españoles aprendieron el término indígena el cual evitaba confusión; por decir en el caso del término piña; el cual permaneció en la gran mayoría de los países hispanoamericanos en lugar de anana, en cambio, la adopción, generalizada y español, de caimán, puma, jaguar, llama.

Cabe precisar (como lo hacen Buesa y Enguita, citados en Gonzales, 2003) que el proceso de dotar de nuevos significados a léxico patrimonial en América, no sólo se dio por la urgencia de denominación por parte de los conquistadores; muy por el contrario, el español ha hecho uso de sus recursos internos para atender a nuevas denominaciones americanas durante los últimos cinco siglos. Claros ejemplos son la derivación de limoncillo y naranjillo, como denominaciones de plantas americanas. “cañaso” aguardiente de caña, “arañagato”, planta espinosa, “cuatronarices” especie de serpiente en Venezuela.
En lo concerniente a denominaciones vegetales o animales, existe abundante léxico patrimonial que denomina realidad americana, por ejemplo, que almendros sea el hombre que se da en varios países americanos ciertos árboles de diferentes familias que tienen frutos comestibles de una manera parecido a las almendras. Sin embargo el recuerdo de la posición entre productos de ambos lados del Atlántico permanece en expresiones como paloma de Castilla, rosa de Castilla, arroz de Castilla, mora de Castilla, Romero de Castilla, entre otros.

3.2.2 El léxico marinero:
Estos marinerismos léxicos no sólo se producen en las costas, sino que se han adentrado en el interior del continente. Y no podría ser de otra manera, ya que la importante participación de la gente de mar en la conquista y colonización de América, convierte a los marinerismos en textos cronísticos.
En las hablas actuales hispanoamericanas se puede encontrar marinerismos que han ampliado su significado original, relacionado explícitamente a la actividad del mar, como por ejemplo: amarrar “atar algo”, halar o jalar “arrastrar”, rumbar o rumbear “tomar rumbo” “orientarse”, timonear “gobernar un negocio”, virar “volver”.

3.2.3 Arcaísmos ([5]):
Para hablar sobre arcaísmos ([6]) es apropiado traer a colación la opinión de J.G. Moreno, quien afirma lo siguiente: “Es muy común que los estudiosos del español de América señalan que el vocabulario de aquel lado del Atlántico es arcaico”. Sin embargo es conveniente precisar que arcaico significa anticuado, que no está en uso hace tiempo. Es el caso de muchos vocablos pertenecientes al español hablado y escrito en los siglos XVI y XVII, los cuales han desaparecido del español contemporáneo y, que por el contrario siguen vigentes en él habla hispanoamericana. Dichos términos solo pueden ser considerados como arcaicos desde un punto de vista europeo, en particular el madrileño. No obstante no pueden ser considerados como arcaísmos en torno a toda la lengua española, ya que sería inadecuado considerarla así, si aún sigue siendo utilizada por una mayoría de hablantes. Es por eso que los llamados arcaísmos del español americano son necesariamente arcaísmos relativos o seudoarcaísmos y no arcaísmos absolutos.
Autores reconocidos como Buesa y Enguita afirman que es razonable que se planteen formas sustitutivas del término arcaísmo (falso arcaísmo, seudoarcaismo, arcaísmo parcial, arcaísmo general) o de lo contrario se abandone su definición en valor superior de una de las normas que se comparan. Tales autores consideran arcaísmos de expresión, aquellos significantes que no se emplean, o se emplean apenas, en el español peninsular, y que por el contrario están ampliamente difundidos en América como es el caso de: alistarse “prepararse para salir”, aguaitar “acechar, mirar”, crespo “rizado”, enojarse “enfadarse”.
Saralegui por su parte (citado en Gonzales, 2003), considera los arcaísmo semánticos, a aquellos términos que no han desaparecido en el español peninsular, pero que a su vez han hecho evolucionar su significado antiguo el cual ha permanecido en América. Algunos ejemplos que podemos mencionar son los siguientes: bravo; irritado, disgustado (En España “valiente”), catar; mirar, ver (En España “probar alimento”), pararse; estar o ponerse de pie (En España detenerse), recordar; despertar (En España “traer a la memoria”).

3.2.4 Regionalismos españoles:
De acuerdo a estudios pertinentes se ha llegado a la conclusión que los colonizadores provenían de todas las regiones españolas, sin embargo visto desde de su impronta lingüística se puede asegurar que sobresalían de Andaluza y Canaria. De todas formas como lo indica Vaquero (citado en Gonzales, 2003) “La nivelación lingüística […] no favoreció la conservación de particularismo léxicos, si descontamos las Antillas, islas de constante contacto canario y meridional”. Es por eso que, señalar hoy regionalismos léxicos en América tiene grandes riesgos; salvo en casos puntuales, lo mejor sea afirmar coincidencias, a partir de estudios sincrónico-comparativas”. De acuerdo a estos autores se pueden señalar algunas voces que podrían ser andalucismos léxicos, como faenero “trabajador de campo”, panteón “cementerio”. Mientras que voces canarias serian mojo “caldo de guisado” y parejero “persona que se toma confianzas excesivas”

3.3 El elemento indígena.
Los españoles a su llegada al nuevo continente, se encontraron con una gran cantidad de lenguas indígenas, muchas de ellas tribales o de grupos reducidos. Siendo la cultura azteca e incaica con sus respectivas lenguas, el náhuatl y el quechua, las más sobresalientes. Sin embargo también existieron otras lenguas de inferior importancia cultural, como las arahuacas (de entre las cuales la variedad taina, instalada en Haití, Puerto Rico y Cuba adquiere relieve especial) y caribes, tuviera una situación privilegiada debida a su asentamiento geográfico antillano. De hecho fueron las lenguas con las que estuvieron en contacto los españoles en la primera etapa colonizadora que abarcó de 1492 a 1519 (año en que se conquistó México), esta etapa se conoce precisamente como etapa antillana o de orígenes.
Otra familia de lenguas americanas que merecen aparecer en este elenco, por su importancia en relación con la constitución del léxico del español americano son, las siguientes: la maya-quiche (sur de México y península de Yucatán), la alemana, que presenta concomitancias con el quechua, la araucana o mapuche (en la zona central de Chile) y la tupí-guaraní (entre los ríos Paraná y Paraguay). Éstos son algunos indigenismos que han dejado mayor huella en el español general, los mismos que a continuación detallaremos:

3.3.1 Indigenismos antillanos:
Su existencia datan incluso, antes que los españoles incorporen sus primeras palabras americanas en las lenguas antillanas, lo que hace que muchos indigenismos del español general sean voces de esa procedencia; se señala también que los indigenismos antillanos se habían trasladado al continente americano, donde hoy perviven.
Por otra parte, Arahuacos y caribes tienen elementos léxicos coincidentes, lo cual hace difícil la separación correspondiente al momento de establecer el origen concreto de determinadas palabras. Las siguientes voces son muestras de aquellos indigenismo antillanos: barbacoa, batata, butaca, cacique, caimán, canoa, caoba como guacamayo, hamaca, huracán, iguana, logro, maíz, maní, papaya, tabaco, yuca: todas en la actualidad voces del español general.

3.3.2 Indigenismos nahuas:
Derivan del náhuatl (lengua general del imperio azteca que servía para la comunicación entre los territorios mexicanos) numerosas voces que han pasado también al español general, entre las que destacan: aguacate, cacahuate (en España cacahuete), cacao, coyote, chicle, chocolate, hule, jícara, mapache, petate, tiza, tomate. Más restringidos en cuanto a su extensión, pero presentes, al menos, en el español de México, son otros indigenismos nahuas como los siguientes: chile “tipo de ají picante”, güipil “camisa de mujer”, guajolote “pavo”, cuate “amigo”, tequila “tipo de bebida alcohólica”. Y también el sufijo eco, la cual forma gentilicio: guatemalteco.

3.3.3 Indigenismos quechuas y aimaras:
Es de vital importancia resaltar que el quechua fue la única moderna indígena de América del Sur que desempeñó, en su época, el papel de una lengua civilizada. Su origen se ubicó en la región peruana del alto Apurímac y del Urubamba. En la actualidad existen varios millones de hablantes, la mayoría de ellos en el Perú, donde es cooficial con el español, y donde quedan indígenas que sólo conocen esta modalidad, además de Bolivia, Ecuador, sur de Colombia, noroeste de Argentina y el norte de Chile. Algunas voces procedentes del quechua e incorporadas al español general son: cancha y las denominaciones de algunos animales desconocidos para los españoles en la colonización, cóndor, vicuña, alpaca, llama, puma; lo mismo que algunos productos de la tierra, como papa, chirimoya.
Por otra parte el aimara presenta concomitancias con el quechua (hasta el punto de crearse el término quechuamara para agrupar ambas en una sola familia, de modo que en algunas voces es difícil, sino imposible, deslindar su procedencia). Así. Son comunes al quechua y al aimara vocablos como coca “planta medicinal cuyas hojas se mastican para resistir la fatiga, el hambre o la sed”, china “mujer india o mestiza”, pongo “indio”, sirviente, quena “flauta”, pampa “llanura”, choclo “mazorca de maíz tierno”. Por otra parte es oriundo del aimara la palabra cholo “mestizo de indio y blanco en el que destacan los rasgos indígenas”.

3.3.4 Indigenismos tupi-guaraníes:
El tupi-guaraní presenta un aspecto muy peculiar, respecto de lenguas indígenas americanas, en su relación con el español. Tal es así que los misioneros y en forma especial los jesuitas, decidieron aprender utilizarlos no sólo como lengua evangelizadora, sino también como única lengua de comunicación con los indios. Sin lugar a dudas esta circunstancia ha favorecido históricamente su conservación, de modo que en la actualidad puede decirse que el tupi-guaraní, en Paraguay es lengua de conocimiento general y de uso hablado corriente (el 93,5 % aproximadamente 3 millones de habitantes utiliza el guaraní), en tanto que el español es la lengua de cultura.
Algunas voces que proceden del guaraní son las siguientes: maraca (o maracá, en Argentina) instrumento musical y consiste en un calabacín lleno de piedritas, las denominaciones de animales como ñandú, cobaya, piraña; también son originarias de este las voces petunia, tapioca y jaguar.

3.4 El elemento extranjero:
Durante los siglos XVIII y XIX la influencia extranjera predominante Hispanoamérica fue la francesa, de manera particular en el sur de Sudamérica. Después, se ha impuesto la influencia de inglés, tanto mayor cuanto más próximo de los Estados Unidos encuentra geográficamente al país (México) o cuanto mayor sea la relación política (puerto rico). No hay que olvidar, de todos modos, la fuerte presencia del italianismo en el Río de la Plata, a causa de la importante inmigración de italianos a esta zona, y mucho menos ignorar la irradiación de portuguesismos que se producen en el Brasil.
En cuanto a la influencia extranjera en el vocabulario del español americano (sin prescindir el hecho inicial de la distinta distribución de los extranjerismos en el ámbito hispánico: podemos enunciar el uso de Blue jeans en América, y de los vaqueros en España; también el italianismo Chao o chau “adiós” el cual se usa de forma general en Argentina, y no en España)
Asimismo pueden aparecer discrepancias con el español peninsular en cuando la preferencia por el término extranjero que se impone, como en el caso de jersey en España por suéter en América. España ha optado por el galicismo ordenador, mientras que América prefiere el anglicismo computadora.
Por otro lado, puede que no sea la misma adaptación fonética del extranjerismo: chofer en América, con acentuación aguda, frente a chófer en España.
Un tipo de influencia extranjera se produce con se traducen con término del español patrimonial concepto de áreas no hispánicas: cortina de hierro (ingles iron curtain) “telón de acero”, abanico eléctrico (ingles electric fan) ventilador.
Para culminar hay que señalar que la importación de esclavos negros procedentes de África es un factor de la demografía hispanoamericana cuya consecuencia lingüística es necesario tener en cuenta. En efecto, son de dinámica los nombres de algunos frutos, como banana; o danzas, como conga, samba, mambo, sustantivos que han tenido amplia difusión.








4. Conclusiones
Habiendo llegado al final de este trabajo de investigación. Concluimos presentado tres consideraciones que reflejan los distintos efectos del denominado trasplante del español peninsular en América.

ü La primera pone manifiesto lo siguiente. Los rasgos fonéticos son fenómenos muy comunes en los hablantes hispanoamericanos. Los mismos que reflejan el nivel sociocultural de los hablantes ya que este fenómeno no distingue clase alguna. El principal problema radica en la inestabilidad del timbre de vocales y consonantes, al momento de pronunciar las palabras.

ü Los rasgos morfosintácticos por su parte, son fenómenos lingüísticos de características muy peculiares que responden a hechos culturales bien determinados, en América aluden a una gran población de ciertos países, centrándose en especial en argentina y Uruguay.

ü Por último, aludimos a diversas manifestaciones que han sido adaptadas a la realidad americana y que por lo tanto han modificado las lenguas oriundas de estas tierras, como es el caso de los indigenismos.


Bibliografía
· Alvar, M. (1990). Norma lingüística Sevillana y español de América. Madrid: Cultura Hispánica.
· Arrascue, L. (2007, 4 de octubre). Puntos de articulación y errores de pronunciacion. Recuperado de: http://locusat.blogspot.com/2007/10/puntos-de-articualcion-y-errores-de.html%20%5b2009, 29 de setiembre]
· Gonzales, E. (2003). Lengua Castellana I. Piura: Universidad de Piura.
· Manzano, J. (1989). Colón y su secreto. El predescubrimiento. Cultura Hispánica
· Moreno de Alba, J. (1995). El español en América. México, DF: Fondo de Cultura Económica.
· Sor, M. (1952). La gran controversia del siglo XVI acerca del dominio español en América. Ediciones Cultura Hispánica.

[1] Según el Diccionario de la Real Academia Española en su Vigésima segunda edición, señala lo siguiente: pronunciación de la elle como ye; p. ej., diciendo gayina, por gallina; poyo, por pollo.

[2] Moreno de Alba. (1995:175): Afirma que el voseo viene a ser un rasgo que opone el continente americano a la península ibérica, en una perspectiva sincrónica, pero puede verse temen como un fenómeno lingüístico correlaciona este territorio, de manera evidente, con historia de la lengua en España.
[3] según Rojas (1992:156-157), el voseo puede ser 1) Pronominal-verbal: “ cuando el pronombre vos va acompañado de una forma verbal generalmente monoptongada”; 2) voseo pronominal: “ se refiere al ejemplo del vos concordando con formas verbales correspondientes al tuteo”; 3). Voseo verbal: “ se manifiesta gracias a la posibilidad que brinda el español de indicar la persona del sujeto mediante sus desinencia de persona, sin necesidad de que lo consigne el sujeto”:
[4] El campo mas investigado de la lingüística hispanoamericana es, desde hace muchos años, el lexicográfico. Además de los numerosos vocabularios de palabras indígenas, existen incontables investigaciones en las que se registran, de manera más o menos sistemática, las peculiaridades léxicas del español americano.
[5] Según el Diccionario de la Real Academia Española en su Vigésima segunda edición, señala lo siguiente respecto al arcaísmo: Elemento lingüístico cuya forma o significado, o ambos a la vez, resultan anticuados en relación con un momento determinado.
[6] Zamora (1967: 387). Escribió: “a pesar de las sucesivas capas de español importado, el fondo patrimonial idiomático [en América] aparece vivamente coloreado por el arcaísmo”.